Quinto reto del curso de salud minimalista: sube y baja escaleras

En el primer reto del curso, pedí que te hicieras consciente de tu nivel de actividad física; en concreto,  del número de pasos, si podías acceder a un podómetro.

En el segundo reto del curso, sugerí que aumentaras el número de pasos, sin ponerte ninguna cuota, pero buscando oportunidades en tu vida cotidiana para andar más o moverte más.

En este quinto reto, hago una propuesta más específica para aumentar el movimiento en tu vida de una forma ecológica; esto es, insertando orgánicamente el movimiento en tu jornada, no como un pegote artificial que intentas un par de días y luego olvidas para siempre.

Sube por las escaleras, ¡huevón!

¿Qué porcentaje de personas ves subiendo por las escaleras del metro y evitando las escaleras automáticas? ¿O que suban por las escaleras del edificio donde trabajan? ¿O que no tomen el ascensor para subir a su casa o bajar, si viven en un bloque de pisos o apartamentos?

Creo que es un porcentaje muy bajo; solo tengo una cifra aproximada en el caso de las escaleras del metro: no más de uno entre cincuenta. Lo sé porque me suelo encontrar a solas subiendo las escaleras del metro mientras las mecánicas están atestadas.

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Esta es una de las costumbres más fáciles de incorporar en tu rutina diaria. En un día habitual, es casi imposible no tener la posibilidad de subir escaleras.

Si vives en un décimo piso o tienes el trabajo en la novena planta no es necesario que subas las todas las escaleras, pero podrías subir hasta el segundo o el tercer piso andando y tomar el ascensor para el resto del trayecto. O solo la primera planta, si todavía eres muy sedentario o tienes algún problema de salud.  O empieza bajándolas, para familiarizarte con la experiencia. O sube solo el primer escalón del primer piso, y vuelves y te das la vuelta y tomas el ascensor. Recuerda dos  de nuestros mantras: piensa a lo pequeño y da pasos de bebé. Lo pequeño no es solo hermoso, sino que además es eficaz.

También podrías subir y bajar escaleras entre pomodoro y pomodoro, y así te sirve de rápida desconexión.

Serio no es lo contrario de divertido

¿Aburrido? ¿Cansado? Quizá cansado al principio, pero en absoluto aburrido. El artista conocido como Esto no es comida nos presenta en un desternillante artículo su Guía para subir escaleras: once formas diferentes de subir o bajar escaleras. Puedes ser creativo comiendo, buscando oportunidades de andar más y subiendo escaleras.

Es fundamental que seas original, experimentador y un poco loco en la introducción del movimiento en tu vida. Después de todo, solo los tipos sin imaginación, previsibles y… un poco muermos hacen ejercicio solo en el gimnasio.  Así que usa  la guía de arriba como inspiración y crea la tuya propia.

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Los artículos de Esto no es comida son impagables, así que quien necesite más motivación y quiera conocerlo que lea su blog:

Generación de disparaderos del movimiento

¿Tiene sentido que la gente pague cuotas mensuales de gimnasio para subirse a cintas para ejercitar ratas o  a máquinas que simulan la subida de escaleras? ¿Por qué solo sienten la compulsión de subirse a las cintas de andar o  a las que simulan los movimientos de brazos del esquí o a  las máquinas que te ayudan a imitar los movimientos de subida de escaleras?

Creo que se trata de un problema de no saber generar   detonantes de la acción saludable. No tenemos los suficientes detonantes o disparaderos en nuestro entorno cotidiano para el ejercicio físico. Quizá por costumbre, imitación o quién sabe qué, no relacionamos las escaleras con el ejercicio y por eso tomamos los ascensores y escaleras mecánicas.

Pero nosotros somos cada vez seres más y más conscientes (no en vano hemos iniciado un Curso de atención plena) que asociamos nuestras circunstancias particulares físicas, biológicas, profesionales y… arquitectónicas con nuestras metas en la vida, en este caso nuestras metas de salud.

Por eso, el objetivo instrumental de esta semana más importante es el de asociar la visión de una escalera o un ascensor con el esfuerzo de subir escaleras. Mantra: “cuando subo o bajo, uso las escaleras”. La necesidad de subir o bajar tiene que conducirte automáticamente a la búsqueda de escaleras no mecánicas y el esfuerzo de subirlas.

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Imagina que eres un salmón que sube por una corriente de peldaños y remonta el río de las alturas hasta llegar a su destino: trabajo, hogar, donde sea. Está en tu naturaleza remontar la corriente y subir. Eres un salmón.

  • Otra forma de recordarlo: ponte una pulsera de color salmón durante toda la semana.
  • Otra: repite conmigo, “subir escaleras no es ninguna quimera”
  • Otra: “un paso hacia arriba es una maravilla”
  • Otra: «las escaleras conducen al cielo»

11 comentarios sobre “Quinto reto del curso de salud minimalista: sube y baja escaleras

  1. Me aplico el cuento. Vivo en un 3º; a veces subo o bajo por las escaleras y a veces no. Confieso que después de llegar hecho polvo del gimnasio, suelo coger el ascensor. A partir de ahora voy a usar el ascensor solo cuando vaya tirando del carrito de la compra, nada más.
    ¡Soy un salmón!

  2. Lo recomiendo totalmente. Suelo ir por las escaleras puesto que los ascensores no me gustan demasiado. Claro que lo tengo fácil: en mi vida diaria hay a lo sumo tres escalones. Supongo que no haría lo mismo so viviera en un quinto jejejejeje. Pensaré que soy un salmón cada vez que me encuentre con una escalera. 😉

  3. Hace tiempo que me aficioné a subir escaleras y, salvo lesión o transporte de bultos pesados, ni siquiera sé qué es un ascensor. Como la gente me toma por loco en el metro, yo mientras subo y bajo suelo pensar en el colesterol ajeno… 😉

    Si hay algún masoca en la sala, le recomiendo mis escaleras favoritas: metro de Madrid, línea 6, parada de Cuatro Caminos… Subir desde el andén hasta la superficie es una experiencia mística; un auténtico ascenso casi desde el centro de la Tierra. (En general, casi cualquier parada de la línea 6 implica no menos de 3 o 4 largos tramos de escaleras…).

  4. Ah, esta semana lo tengo fácil, subo por las escaleras porque A. los ascensores no me hacen gracia y B. en los últimos años no he tenido más huevos (en Berlín los pisos no tienen ascensor y en el metro no hay escaleras mecánicas. Hay ascensor pero tarda dos eternidades)…Sé que mis razones no me dan mucho mérito, pero bueno, el caso es el resultado 🙂

  5. Por problemas de salud casi caigo en evitar subir escaleras (pero no bajarlas, eh 🙂 ) pero un familiar por suerte me detuvo.

    El orgullo no me deja usar el ascensor. Y cuando solo hay escaleras mecánicas disponibles, no me quedo parado y ¡me muevo hasta la cima! (si es que puedo).

    Ahora, gracias a este artículo veo a las escaleras como una gran oportunidad de moverse. Ahora sé que es un patrón de movimiento tan básico como subir a una montaña, aunque esta sea de concreto, me motiva mucho verla así.

    Cabe recalcar que tengo mi manera de subir las escaleras:
    Como mi colegio tiene 3 tramos de escaleras para elegir (4 desde el principio, pero en el segundo piso se unen y desunen), subo por uno, llego al primer piso, voy al tramo central, subo hasta el segundo piso, voy al último tramo y subo al tercer piso y fin del recorrido. En total he subido más de 70 escalones. Esta forma combina caminar y subir las escaleras para así conseguir moverte más que solo subiendo las escaleras y para que subirlas no sea tan cansado 🙂 .

    Aparte de eso, hago una meditación «cuasi-formal» cuando las subo o las bajo (conducción minimalista, no tengo auto y hacerlo en el bus no es divertido).

    Y para terminar, otro mantra:
    -Nunca más vuelvas a usar el ascensor, las escaleras son mucho mejor.

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